El primer paso es conseguir que este gobierno deponga sus
armas, deponga sus políticas y, en definitiva y mucho mejor, se deponga a sí
mismo.
Y auditar la deuda, ese es el primer paso. Coger en serio a
algunos expertos (pero de los que expertean
de verdad y trabajan) y hallar las fisuras y las partes y las razones de su ilegitimidad, y
entonces pagar solo lo que sea deuda nuestra de verdad, pero no pagar la que no lo sea, que es el primer paso.
De ese modo habría dinero para políticas sociales y para
garantizar a todos los ciudadanos un mínimo de vida digna, el primer paso que
debemos dar. También habría para frenar el paro y crear puestos de trabajo, que
es lo primero.
Por supuesto se podría conseguir más obligando a los corruptos
a que devuelvan lo robado, pero que lo devuelvan con creces o intereses, y por
ahí debemos empezar. Y el primer paso es conseguir la verdadera independencia
del poder judicial para que sea imposible el favoritismo y para que la justicia
sea justa de una vez por todas, que es el ineludible punto de partida.
Y el primer paso es educar a nuestros hijos en la conciencia
de lo público, en que la sociedad debe proteger a sus individuos; enseñarles a
las generaciones futuras que el hecho de nacer es una garantía de vida digna y que
muchas veces la comunidad debe estar por encima del individuo, y que tendrán que
sacrificarse pero solo a veces, y que otras veces serán otros los que cedan.
Debemos empezar dando el primer paso, que es operar un
cambio en nuestro interior.
9 de enero de 2014