jueves, 12 de diciembre de 2013

El bando

No leo ni una buena noticia sobre España, ¿me habré equivocado de bando?, ¿tengo que revisar mis amistades?

Quiero decir que la equivocada soy yo, no el bando en el que estoy, que es el acertado. Y, si estuviera en el otro, estaría acertada en el bando equivocado, leería buenas noticias. No, mejor dicho: las mismas noticias me parecerían buenas. Me parecerían bien el derrumbe del gasto público y el camino llano a los patrones; la protección a los dueños del dinero porque, al fin y al cabo, ¿quiénes si no ellos pueden mantener el barco a flote?; la bajada de pensiones, los aumentos de las tasas judiciales y universitarias, las fronteras cada vez más estrictas y la diferencia de clase social cada vez más nítida. Me parecería mal el escrache a los mamones, porque ante todo hay que tener compostura y seriedad y educación, aunque sea entre comillas, y me parecería fatal que se reconociera con premios a gente que se mete en las sucursales de los bancos a tocarle un pelín las pelotas a otros que están lejos y no hacen mucho de lo que debieran porque está en peligro la empresa y, con ella, eso de la economía.

Hum… todo esto sería imposible para mí, que frecuento las mayorías, a los perdedores entre comillas, a los que no tienen espíritu empresario, aquellos para los que prosperar es conseguir inventar un buen verso o dar un buen paseo o echar unas risas hasta las lágrimas con los dedos helados por otro vaso de cerveza; los un poco juerguistas pero ante todo currantes, casi incombustibles, perfeccionistas en lo pequeño, cautos --incluso indiferentes-- con lo grande, expectantes de la carcajada; los que dominan los adjetivos, los que me dan lecciones sin anuncios ni preámbulos ni cátedras, los que consumen vida normal y, por eso, están cada vez más indignados y abatidos; los que a este mundo material le parecen mediocres pero que en realidad son brillantes, brillantes anónimos que han rechazado las corazas convencionales y andan a pecho abierto, y te dicen las cosas a la cara ¡pero tan bien dichas!... Gente con ingenio, con humor, con arte.

A juzgar por las noticias, mis amigos y yo estamos equivocados en el bando acertado. Me gustaría que nos "arremangáramos", dar de una vez con la fórmula y no volver a perecer en el intento. Porque, si estamos en el bando acertado, no podemos estar equivocados. Al mundo hay que levantarle las faldas mientras revisamos nuestra actitud cotidiana. ¿Somos honestos?, ¿somos honrados en nuestro entorno?

Hay que remangarse y llevar de una vez al pescante de este carro lo que por coherencia nos rige el corazón y la cabeza.


26 de junio de 2013



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